Afortunadamente somos en general unos desconocidos, si pudiéramos ver a la gente con la que diariamente nos cruzamos y que nos dan los buenos días con una sonrisa por una especie de espejo mágico, no llevaríamos muchas sorpresas e incluso nos invadiría el horror, el temor y el asco.
Píensalo un poco y cada vez que veas a alguien que parece una persona encantadora a lo mejor estás viendo a un monstruo que cuando cree que nadie puede verle tortura y se deleita en la sangre y el dolor de sus víctimas.
O puede que te encuentres con alguien que a pesar de oler a perfume caro siente una especial debilidad por el cáustico y nauseabundo hedor de los cadáveres con los que satisface su necrofilia.
Cada persona un mundo se suele decir y posiblemente un mundo de horror.
¿Verdad que ya no es tan encantadora la sonrisa de esa persona que te da los buenos días y que casi no conoces después de pensar estas cosas?
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