
Del siglo XIV nos ha llegado una pieza literaria llamada la Danza de la muerte.
La Danza de la Muerte es un recorrido por las distintas clases sociales, desde el mendigo al emperador y donde el personaje central, la muerte, va segando vidas formando una interminable fila de danzantes que se mueven con los estertores de la agonía.
Las Danzas de la Muerte o Danzas Macabras tenían como misión el recordar a las gentes que la muerte y sus horrores asociados eran algo de lo que nadie podía escapar.
De carácter moralizador su mensaje es simple y contundente, no importa el dinero o la edad que tengas, si eres guapo o feo, grande o pequeño, bondadoso o cruel, nada de eso importa, la muerte no se detendrá ante ninguna consideración.
Compasión y muerte son conceptos en este caso totalmente incompatibles, la muerte no puede compadecerse al ser una entidad ciega ante la ética, la moral, la autoridad, la ternura, o la belleza; su poder es el de hacer iguales a unos y a otros en un estado de fétida putrefacción.
Las Danzas de la muerte como instrumento moralizante, fueron pintadas, impresas y cantadas por casi toda Europa.
Una versión de las danzas de la muerte puede leerse aquí.